16/3/08

Laura Castro Solodelibros.com François Carcopino-Tusoli, conocido como Francis Carco, fue uno de los escritores que con más ahínco se dedicaron a describir la bohemia y el hampa parisina de principios del siglo XX. Autor prolífico, alcanzó gran reconocimiento en la época y llego a ser miembro de la Academia Goncourt en 1937, pese a lo cual su notoriedad apenas ha llegado a nuestro días.Nacido en Nueva Caledonia, pasó su adolescencia en pequeñas ciudades de provincias francesas pero ya desde entonces Carco se sintió fascinado por la vida de los artistas bohemios y los hampones de París. Atraído por la gran urbe, marchó a ella decidido a vivir de la literatura, si bien compaginó esta labor con la de cantante de cabarés, en los que conoció a algunos de los artistas más relevantes de la época: Picasso, André Salmon, Manolo…Su obra, en prosa o en verso, es un canto al París arrabalero que Carco amó por encima de todas las cosas. Perfecto conocedor del medio, supo plasmarlo de una forma realista pero llena de lirismo. Como si de una fotografía se tratara, sus novelas retratan el París bohemio que desapareció tras la Gran Guerra, por lo que muchas transpiran cierto sentimiento de nostalgia. Sentimiento que también se desprende del hecho de que Carco pasó sus años de juventud en esos barrios, a los que quedó unido por ese sentimiento de melancólica añoranza que nos ata para siempre a aquellos lugares en los que fuimos jóvenes.Publicada en 1914, “Jesús el Palomo”, es una muestra relevante de la escritura de Francis Carco, en la que narra un episodio de la vida de algunos de los moradores habituales de Montmartre. Prostitutas, macarras, rateros y chaperos son los protagonistas de una historia que nos acerca a sus vidas sin juzgarlos ni entrar en consideraciones morales; antes bien, el autor nos enseña que esas gentes, cuyas vidas solemos considerar una aberración, no son sino personas comunes, preocupadas por problemas de lo más humanos.De hecho, el nombre «un jesús» designaba en la época a un chapero adolescente, generalmente homosexual, y su inclusión en la novela causó un gran revuelo en el momento de la publicación de la novela, cuando la homosexualidad masculina estaba fuertemente penada. Sin embargo, el Palomo no es una representación del vicio, sino del amor.Y es que “Jesús el Palomo” no es sino una historia de amor, con sus celos, sus traiciones, sus miedos y sus hipocresías: Fernande, una bella prostituta, se enamora de Jesús el Palomo, un chapero con el que mantendrá una relación, aprovechando que su chulo ha sido llevado a prisión por una delación anónima. La relación con Jesús poco a poco se deteriora y Fernande abandona a Jesús por Pépé el Bicho, un personaje sospechoso que lleva tiempo enamorado de ella. El desamor, la sospecha y la traición acabarán desembocado en un dramático desenlace, que sin embargo es también un acto de amor.Fernande y Jesús son los protagonistas de esta historia, que no es exclusivamente la de sus amores, pues si bien ambos son seres hechos para amar, no necesitan necesariamente que su amor sea correspondido. Su idea del amor es tan elevada, necesitan de tal manera correr detrás del amor que, cuando creen alcanzarlo, siempre comienza para ellos una etapa de infelicidad. La pasión es embriagadora mientras no se logra, cuando el objeto de sus deseos duerme a su lado, el amor vuela a posarse en otra rama y hay que comenzar de nuevo la carrera. Así ambos sustituyen a un amante por otro para añorar siempre a alguno que dejaron atrás, o anhelar a otro que esperan conseguir.Mientras tanto, la vida prosigue en un París lluvioso en el que los macarras se reúnen en los mismos cabarés donde los rateros planean sus golpes, mientras las chicas pasean las aceras bajo los faroles. [más información en http://www.cabaretvoltaire.es/carco.html ]