17/4/10

Tereixa Constenla EL PAIS (31/03/2010)
El autor favorito de Mitterrand
Cada nueva novela se recibía con un viejo ritual: la visita del chófer del presidente de la República al domicilio del escritor para recoger un libro dedicado. François Mitterrand admiraba a aquel autor español que escribía en francés: Agustín Gómez Arcos (Enix, Almería, 1933-París, 1998), que triunfó en su voluntario exilio en Francia y fracasó en España, arrinconado en la esquina de los malditos.
Contra esa marginación pugna la editorial Cabaret Voltaire desde 2007, cuando publicó El niño pan (traducción de María del Carmen Molina Romero), al que siguieron El cordero carnívoro (2008), Ana no (2009) y, ahora, La enmilagrada (traducciones de Adoración Elvira Rodríguez). Gómez Arcos murió tras haber publicado 14 novelas en francés, haber sido finalista del premio Goncourt con dos obras -la editorial catalana publicará una de ellas, Escena de caza (furtiva), el próximo año-, haber sido condecorado con la Orden de las Artes y las Letras francesas con grado de caballero (1985) y oficial (1995) y ser estudiado en los liceos. Murió, en suma, como un escritor prestigioso y fue enterrado en el cementerio de Montmartre.
En España estaba muerto hacía mucho tiempo. Muerto para la cultura: sólo dos obras habían sido traducidas al español, Un pájaro quemado vivo (Debate, 1986) y Marruecos (Mondadori, 1991). Muerto en Enix, el pequeño pueblo de Almería que ya ni le recordaba y donde había nacido en una familia numerosa represaliada por su republicanismo. Muerto en Barcelona, la ciudad a la que se habían mudado tras la posguerra y de la que desapareció un buen día para abandonar los estudios de Derecho y consagrarse al teatro. Muerto en Madrid, donde brilló como dramaturgo (escribió 15 obras y ganó el Premio Nacional Lope de Vega en 1962 y 1966) y se estampó contra la férrea censura franquista.
Gómez Arcos había muerto incluso cuando Franco ya se había muerto. Eso era lo que más le enojaba. En 1985, en una visita a Madrid, con los socialistas en el Gobierno y a pesar de su buena relación con Felipe González y del estreno teatral de algunas de sus obras, lamentaba: "Me han cerrado todo con el mismo estrépito con que lo hizo el franquismo. Los políticos españoles han dejado sin contenido a la palabra libertad. Se pueden leer y ver obras en las que los personajes dicen tacos, muestran las tetas y se drogan. Pero en lo que respecta a la política, hay una censura feroz".
"Siempre fue un outsider que no aprovechó su éxito, pero a pesar de la parte cínica y la mala leche, le hubiera gustado ser reconocido en España", defiende Antonio Duque, el actor que alimentó durante 40 años su amistad con el escritor. Se habían conocido en el café Gijón y se convirtieron en inseparables. En Madrid compartieron piso con Miguel Narros, pero luego Duque arrastraría a Gómez Arcos a Londres y, en pleno 1968, a París. "Llegar y echar a correr todo fue uno", bromea el actor. Antes de irse, Gómez Arcos le escribió una carta a Manuel Fraga, a la sazón ministro de Información y Turismo, para quejarse del ninguneo que sufrió. Demasiado radical para la dictadura, pero también demasiado radical para la Transición, donde aún no había espacio para la memoria histórica que impregna la obra de Gómez Arcos, anticlerical, izquierdista y homosexual. "En aquel momento, España no quería mirar atrás y él no lo entendía porque ya había democracia", precisa Miguel Lázaro, coeditor de Cabaret Voltaire. Atrapado en esa relación ambigua con su país de origen, Gómez Arcos visitó con cierta frecuencia España en los noventa. Recibió algún reconocimiento tímido, pero los temas de sus obras estaban lejos de interesar en un momento en que el pasado seguía acechando sobre los cogotes. Su peripecia era atípica: pastor, estudiante modélico, prometedor dramaturgo, camarero buscavidas en Francia y profeta en tierra extraña, capaz de doblegar una lengua ajena como si fuera propia. Escribía sobre incestos, derrotados, homosexuales, luchadores y represiones.
Miguel Lázaro cree que la carga biográfica pesó como una losa sobre su vida y su literatura. "Cuando acaba la guerra tiene seis años y ve las consecuencias para su familia, cómo se cambia del tiempo de ilusión en que su padre era el alcalde republicano y su madre la panadera a otro de encarcelamientos y penurias", compara. Esa transición es patente en El niño pan, tan autobiográfica que causó una sublevación en su pueblo natal, Enix, cuando se publicó hace tres años. "No cambia nada, usa los nombres y los motes reales de familias que siguen allí", afirma Lázaro. Molestó tanto que se recogieron numerosas firmas para pedir que le retirasen su nombre a una calle y el nombramiento de hijo predilecto. El destino de los malditos.

28/2/10

Luis Antonio de Villena EL MUNDO (17 02 2010)
Orton: obsceno y libre
Hoy diríamos que Joe Orton (1933-1967) fue un macarrilla con talento, que pese a su trágica muerte, tuvo la suerte de empezar a ver cómo se renovaba un mundo muy caduco y en parte por su brillante teatro, como “Entertaining Mr. Sloane”, tantas veces representada en España como “El realquilado”.
Sí, hoy sabemos bien que pocos horteras tan horteras como los ingleses vulgares, los espantosos “hooligans”. Pero si Orton era así (y las fotos no lo desmienten) vivió el final de su vida y su éxito en el Londres de los “Beatles” para quienes iba a escribir un musical y también en el de las minifaldas der Mary Quant. Orton tenía un gran talento dramático –certificado por Pinter y por el mismo Tennessee Williams- pero tenía además un gran apetito de vida y esa pasión por el escándalo que iba con la época, cuando Inglaterra estaba al borde de abolir las rigurosas penas contra la homosexualidad que habían estado vigentes casi un siglo.
A Orton le gustaba la juerga y el sexo y empezaba a tener algo de dinero por primera vez en su vida. Pero tenía otro problema, un novio depresivo (y a la postre envidioso) medianamente culto pero sin talento creativo ninguno, que si al inicio ayudó a Joe relacionándole con el mundo de la cultura, al fin se deshacía de envidia y celos por los éxitos literarios y carnales de Joe. Stephen Frears hizo una excelente película sobre el tema, “Ábrete de orejas” (1987) basada en la biografía de John Lahr, especialista en Orton, y en la edición de sus diarios íntimos (en lo sexual son verdaderamente íntimos) que permanecieron inéditos en inglés hasta 1986. Ahora Cabaret Voltaire de Barcelona, vuelve a sacarlos en español, tras más de veinte años agotados.
El 9 de agosto de 1967 Kenneth Halliwell, el novio celoso de Orton, le mató abriéndole la cabeza a martillazos, para suicidarse él acto seguido con una sobredosis de barbitúricos. En la nota que dejó se lee llanamente: “Todo se aclarará si leen el Diario”. La última y breve entrada del diario de Orton (ocho días antes de la tragedia) dice: “Por la mañana me despedí de Kenneth. Estaba raro…” ¡Y tanto, diríamos! Pero antes han pasado por segunda vez el inicio del verano en Tánger –una de las partes mejores del diario- y ahí vemos aquella libertad hecha de sexo con jovencitos moros y juergas con viejas “locas” inglesas en una ciudad aún muy marcada por el turismo sexual… Para Orton todo son ofertas y futuro (tenía talento y garra el chico de barrio) y para Halliwell cada vez mediocridad, grisura y más mediocridad; sus nervios –incluso habituados al valium- no lo pudieron soportar. El “Diario”, por lo demás, seguirá escandalizando a muchos por la explicitud sexual en urinarios públicos o con adolescentes (muy jovencitos, sí) que sabían lo que hacían, pues entonces era más infamante –en Inglaterra- la homosexualidad en sí que la edad de la pareja.
El “Diario” habla también de sus relaciones íntimas, de chismes y trabajo literario y de su buena relación con su agente Peggy. Un gran diario íntimo de veras, que abarca sólo diez meses y que es una obra importante. En estos casos prematuros siempre queda la sensación, la nostalgia, de hasta dónde pudo haber llegado el claro hacer de Joe Orton; los estrechos dirán que de no haberlo matado su novio, lo habría hecho la heroína u otra droga, años más tarde… ¿Un maldito? El término no hace falta.

7/2/10

CABARET VOLTAIRE publica los Diarios de Joe Orton
El 9 de agosto de 1967, en Londres, el dramaturgo Joe Orton fue asesinadoa martillazos por su amante, Kenneth Halliwell, quien se suicidó inmediatamente después. Halliwell dejó una nota que decía: «Si leéis sus diarios todo quedará explicado».
«El genial y anárquico Orton, con su desenfrenada vida sexual, parece la encarnación del espíritu de los sesenta… Su historia puede interpretarse como un cuento con moraleja, un mito arquetípico, una historia clínica o el paradigma de una época.» The New York Review
Stephen Frears dirigió en 1987 la película "Ábrete de orejas" (Prick UpYour Ears) basada en los Diarios.

24/1/10

IX EDICIÓN PREMIOS CÁLAMO
PREMIO "OTRA MIRADA" 2009
"MI MARRUECOS" ABDELÁ TAIA

Taia se haconvertido en el gran defensor de la libertad en su país. No sólo de la libertad sexual, también de la libertad de pensamiento, la libertad de movimiento, la libertad de expresión... Mi Marruecos es un retrato de infancia y la historia de cómo se fue haciendo escritor. Me encantan las referencias a la cultura popular: el cine de Bruce Lee y Bollywood, la radio en español de Tánger... a la búsqueda en la basura de los americanos de una base cercana a su pueblo. Me encanta cómo persigue a algunos escritores, sin tocarlos, en especial a Mohammed Chukri y a Paul Bowles,(...) Félix Romeo ABC

El Fenómeno Taia merece ser seguido, porque va surgiendo despacio y firme un escritor de valía (...) Mi Marruecos nos lleva a un primitivo mundo de cálida intimidad y al joven que tiene que romper con él, para vivir (lejos) su identidad sexual. Luis Antonio de Villena EL MUNDO

15/1/10

CABARET VOLTAIRE participa en la exposición, organizada por el FAD, Petits editors, grans llibres. Pequeños editores, grandes libros.
La exposición estará en Barcelona, en la sede del FAD (Pl. dels Àngels 5-6, frente al MACBA) hasta el 22 de enero.