29/11/07

Harry Vélez Quiñones University of Puget Sound (Seattle EEUU) Perversa monstruosidad: estratégias de resistencia cultural en L'agneau carnivore de Agustín Gómez Arcos En 1975, L'agneau carnivore (1974), novela escrita por el español Agustín Gómez Arcos, ganaba el Prix Hermés a la mejor primera novela en lengua francesa. Residente en Francia desde 1968, su autor se había desta­cado en su país antes de su exilio como traductor de Jean Giradoux y, sobre todo, como dramaturgo, habiendo ganado en dos ocasiones el prestigioso premio Lope de Vega. Ahora bien, en L'agneau carnivore Gómez Arcos hace suya la lengua del "otro" por excelencia en el contexto hispánico; el francés, para componer un texto que habla en profundidad tanto del propio ser como del país natal. Al discutir la tendencia a desbaratar órdenes represivos que ella detecta en el expatriado, Julia Kristeva señala que la partida al exilio conlleva la escisión del cuerpo y del ser origínales. Al serle dada lo que llama "an incongruous liberation of language" (31), ["una incongrua liberación del lenguaje"] el extranjero es capaz de formular toda suerte de audaces e incluso obscenas proposiciones. La valentía intelectual del artista exilado y su inclinación hacia lo obsceno en ocasiones se funden, según Kristeva, en "an intense solitary exploration through memory and body" (32). ["una intensa y solitaria exploración a través del recuerdo y del cuerpo"]. Esto, continúa ella, es un 'rare miracle' ['milagro excepcional']; un híbrido producto de lo natural y lo apropiado que entra en relación con la plenitud de lo cultural, con la tradición en su totalidad. Un híbrido en sí misma, L'agneau carnivore, ficción autobiográfica de una monstruosa perversidad, expone un múltiple proyecto cuyo principal objetivo es el de demoler la corriente de discursos que sustentan regímenes represivos como el franquista. En el seno de una familia andaluza de provincias de clase alta nace, hacia 1949, Ignacio. Hijo no deseado de una madre burguesa y un abogado republicano, el personaje principal de esta narración lleva una vida de encierro y regalo hasta casi sus trece años. Detestado por su madre e ignorado por su padre, hallará ternura en Clara, la campechana criada de la casa. El afecto lo habrá de encontrar en su hermano, Antonio, cinco años mayor que él. Éste, sin embargo, no es un ordinario vinculo fraternal. Aparte de hermano, Antonio es maestro y héroe, amante y dios (Gómez Arcos 204). La vida bajo el fascismo enfrenta a ambos jóvenes a lo que Juan Goytisolo describe como una bien planeada tentativa de silenciar todo germen de disidencia a través del envenenamiento y eventual eliminación de la capacidad humana para la libertad. Su respuesta toma la forma de una perversa lucha armada; el cuerpo siendo, claro está, un arma mortal. La deliberada subversión de usos sexuales y religiosos es comparada a la práctica del terrorismo por Antonio, Ignacio y también Clara (Gómez Arcos 148/306). El incesto y la sodomía, dos de las prohibiciones mas celosamente defendidas en la cultura occidental, junto con el ateísmo, el anarquismo y el terrorismo forman la parte fundamental de un intento de reemplazar las ideas tradicionales de familia y polis. Esta valiente promesa de un 'nuevo mundo' pasados ya los primeros años de la posmodernidad suscita algunas preguntas. Como tal vez lo planteara Paul Julián Smith: “Si el poder, el conocimiento y el placer están tan estrechamente ligados, ¿es acaso posible suponer una autoridad, bien en lo político o lo sexual, de la cual el sujeto pueda efectivamente liberarse?" Más aún, urge determinar si al colocar la sodomía y el incesto a la cabeza de un tal proyecto renovador forma parte el texto de un programa idealista-bucólico con miras a depurar los estigmas tradicionalmente adjudicados a estas heterodoxas categorías. ¿Si a este bravo par de hermanos sodomitas e incestuosos les es otorgado el dudoso honor de ser los salvadores de la cultura y los valores liberales de la mayoría burguesa no merecerán acaso la tolerancia y quizá el respeto de dicha mayoría? ¿Y qué más heterodoxo -más mostruoso- que una oveja devoradora de ovejas, una oveja carnívora? En efecto, la novela de Gómez Arcos recalca insistentemente lo monstruoso, categoría inestable que incluye adjetivos como anormal, perverso, antinatural, malvado, bárbaro, extraño, raro, pero también prodigioso, maravilloso, portentoso, milagroso, etc. La concepción, nacimiento y vida de Ignacio están marcadas por este signo."El producto de la violación por parte de un cadáver de un cuerpo que no era más que una tumba (Gómez Arcos 129-130) no podía ser menos que un monstruo, como bien lo explica su propia madre, Matilde. Para su fortuna, el infante Ignacio cumple a la medida su monstruoso destino ya que, al nacer con los ojos firmemente cerrados, es tenido por ciego, es decir, por monstruo. A través de la reificación en un parto anómalo de la culpa derivante de su vida derrotada por una guerra perdida y de su fracasado matrimonio, Matilde habría podido tal vez purgar su ser. Una vez conseguido dicho fin, ésa se habría embarcardo en un "de-mostrativo" viaje internacional a los principales centros de peregrinaje en pos de un milagro. Tal viaje le habría permitido exhibir su absurdo y atroz destino; mostrarlo al mundo como algo antinaturalmente maravilloso." [ ver artículo completo...]

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